jueves, 8 de enero de 2015

CARTA NAVIDEÑA.

Querida familia:
Una vez escuché que la distancia hace crecer nuestros sentimientos de amor, unión y cercanía, por eso debe ser que siento la necesidad de teneros más cerca que nunca. Aunque relativamente, eso sea imposible.
8437,73 kilómetros de distancia y 9 husos horarios nos separan. Nos separan de los abrazos, las miradas de complicidad, los regalos, los te quiero de mamá y sus enfados, los cambios de humor y cariño del tate, los abrazos y besos de la abuela, las risas de la tía isa, los besos de locas de tus primas...
Nos separan de vosotros y de mí.
El hecho de que haya un océano de por medio, no me impide acordarme de vosotros día a día. De todos y cada uno de vosotros, por que sois mi familia, y me siento muy orgulloso de vosotros. Además, me siento afortunado de la familia que me ha tocado ya que lo importante de una familia, no es vivir juntos sino estar unidos y ahora mismo más que nunca estamos demostrando lo unidos que estamos.
Estos días por así decirlo difíciles, los paso escuchando canciones las cuales me hacen sobrellevar la situación. La música, se traduce en mí en notas que se derriten en mis oídos como candelabros sonoros.
La distancia duele de verdad, no os lo podéis ni imaginar.
Duelen los recuerdos, lo no vivido por estar viviendo otra vida.
Lo que te pierdes, los deberías haber estado aquí, faltabas tú.
Inocentes palabras que me hacen llevar las memorias del recuerdo a cuestas todo el día.
Paso los días y las noches refugiado en mi mundo interior, disfrutando de él como nunca había hecho, mirando al horizonte en busca de mi lejano hogar, de mi lejana familia y amigos, de mi lejana vida.
Y es que en realidad, en la distancia no eres nada. Eres algo nuevo, un nuevo ser sin pasado, sin memorias, pero eso sí, con muchos recuerdos.
Sabias eran aquellas personas que me decían que iba a aprender a valorar lo que tenía...
Vivir en Canadá es una película de verdad. Cuatro meses han pasado, y han sido cuatro meses maravillosos, los mejores meses de mi vida. He madurado, he crecido, me he convertido en adulto sin darme cuenta.
Cuatro meses de altibajos, de nuevas amistades, de confianza y desconfianza, de novedad.
Una novedad, a veces, difícil de entender, de adaptar, de asimilar.
Ésto no son más que unas simples líneas, una simple carta de recuerdo. Una simple carta para deciros lo mucho que os quiero familia, y lo mucho que os echo de menos. Una carta basada en emociones y anhelos, en felicidad y alegría, una carta, unas líneas, basadas en Canadá.
Recordad que vosotros sois la brújula que me guía y mi inspiración para llegar a grandes alturas.
Un saludo familia. Feliz Navidad. Os quiero. Vuestro cerebrito, Álvaro.





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