El tiempo es eso que pasa en un simple pestañeo, en un simple
latido, en una simple mirada, en un precioso instante, en una rápida bocanada
de aire al tirarse a la piscina. Piscina la cual tienes aires del Norte, pero del
Norte de América, concretamente tiene aires de Canadá. Colores, sensaciones, olores
y temperatura de Canadá. La piscina está fría y es arriesgado tirarse, he
digerido la información necesaria pero aún no he hecho la digestión. Tirarse a
la piscina es arriesgado, es una situación de vida o muerte, ya que, la
decisión está tomada, me tiro.
Tu vida puede
cambiar, tu vida puede destrozarse, tu vida puede desvanecerse en el vacío de
la soledad acuosa, en ese lugar insonoro y profundo, donde las cosas no se ven
claras y un simple rayo de luz puede ser tu salvación. En ese lugar donde
tienes que ser audaz, moverte rápido, entender tu situación y desenvolverte
correctamente. Un movimiento en falso puede ser fatal, hay miedo.
Miedo a caer en el olvido y no ser rescatado, miedo a no
entender dicha situación de presión, miedo a volverte loco por la soledad,
miedo al agobio, en definitiva miedo.
Pero no me tiro sólo, me tiro con ellos. Personas que sólo
con rozarse con el agua se asustan o quizás personas que ya llevan un buen rato
nadando o personas que aún no se imaginan que la piscina exista.
Sea como sea, yo dije que me tiraría y no voy a tirar la toalla,
la cual espera al borde de la piscina, en el césped deseosa de ser usada. Sus pretextos
no serán cumplidos y sus aspiraciones menos.
Me armo de valor, respiro y me tiro.
Me tiro a la piscina con la sensación de estar protegido, de
estar con ellos. Estoy resguardado y por ahora, no tengo frío. No me siento
sólo, les oigo y sobretodo veo la luz, más clara y brillante que nunca.
Será por eso que dicen que en compañía la vida es mucho más
fácil, me hayo aquí, nadando con un pretexto, el mismo que el de todos aquellos
que nadan conmigo. Con un destino fijo y las mismas ilusiones.
Quizás sin ellos la piscina estaría mucho más fría que ahora
y no podría haberme tirado. Quizás sin ellos la toalla ya estaría sobre mis
hombros deseosa de más víctimas. Quizás sin ellos no vería la luz tan brillante
y viva, ni el agua tan clara y translúcida.
Ellos son mi apoyo y mis pilares, lo que sostienen las bases
de mi futuro. Los que el día de mañana serán reconocidos por lo que son
GIGANTES. Tan gigantes que no cabrán en ningún lado, tan gigantes que lo que
tengan será insuficiente y merecerán más.
Pero escuchadme, yo en mis adentros sabré que en realidad no
son tan grandes como ellos se creen, ya que cada uno de ellos cabe en mi
corazón.
Os quiero chicos, os quiero Becados.
Soy una concha, soy una concha,soy una concha, soy una concha, soy una concha...
Álvaro
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